La nueva fedecámaras: camino hacia 2035

Lejos estamos de la Fedecámaras que se erigiera como un partido político opositor, y que, en el 2002, asestó un golpe de Estado al gobierno de Hugo Chávez. Sí, aquella Fedecámaras que con el mismo afán golpista condujera a un paro petrolero, que «dejó en la quilla al país» y a los venezolanos.

Desde la presidencia de Noel Álvarez en 2009, sucedido ulteriormente por las gestiones de Jorge Botti, Jorge Roig, Francisco Martínez, Carlos Larrazábal, Ricardo Cussano, y actualmente, Carlos Fernández Gallardo, con contadas excepciones, Fedecámaras ha ganado terreno como gremio en el quehacer social y político, defendiendo la actividad empresarial y productiva del país, y apartándose de una postura opositora irracional y radical, que flaco favor hizo en su momento a la democracia venezolana.

En la 78º Asamblea Anual de Fedecámaras, sostenida el 14 y 15 de julio en Mérida, su directorio presentó una propuesta que lleva por nombre, Camino Al Futuro: Venezuela 2035.

En dicha propuesta, se articuló una visión de país orientada a la modernidad, teniendo como punto de partida cada uno de los retos que enfrenta la Venezuela actual, así como los pasos requeridos para lograr un salto cuántico en términos de desarrollo.

La institucionalidad y los consensos tripartitos entre trabajadores, empresarios y gobierno, así como el debate, negociación y acuerdos entre todos los actores que hacen vida en la sociedad venezolana, emergen como el factor fundamental para crear un marco que habilite el camino al futuro.

La propuesta Venezuela 2035, da cuenta de la dura realidad actual venezolana y expresa su inviabilidad, denotando que: «está muy claro, que el modelo rentista se acabó, y no podemos ni debemos, como país, seguir dependiendo del Estado, como a lo largo de nuestra historia lo hemos hecho».

El presidente de Fedecámaras, Carlos Fernández -haciendo derroches de la humanidad y el humanismo que lo caracteriza; en un tono técnico y profesional- expresó que el sector empresarial es el que está llamado a tomar las riendas y dirigir este camino como una pieza crítica, hacia lo que denominó una «Economía 5.0».

El hombre como centro

La propuesta de Fedecámaras plasma un titánico trabajo técnico, que dibuja un modelo, en virtud del cual se describen cada uno de los aspectos requeridos para llegar a la modernidad. El hombre se erige como el centro de dicho modelo. Se refiere a cada uno de nosotros, los venezolanos, de la mano de la tecnología, el conocimiento, y la innovación disruptiva, como responsables y garantes de un futuro, del que hoy estamos muy lejos.

Se expresa en el Plan Venezuela 2035 que la posibilidad de un destino mejor se encuentra en el hecho de poder integrar la cuarta revolución industrial a nuestro país, a través de la construcción de una sociedad que fomente el conocimiento y la incorporación de herramientas tecnológicas tales como: Big Data, Inteligencia Artificial, Machine Learning, Internet de las Cosas, Robótica y Drones, Realidad Mixta, Impresión 3D, Conectividad Avanzada y Computación Perimetral —Edge Computing. Además, destaca la importancia del desarrollo de energías renovables, tecnología ARN-ADN, sensores cuánticos para el monitoreo del cuerpo humano, nuevos materiales e hiperabundancia, entre otros aspectos relevantes.

También Fedecámaras plantea para nuestra economía, un sistema donde el petróleo no sea prioritario sino todo lo contrario: «La transición energética, debe iniciarse a la par de las tendencias globales que hoy en el mundo prevalecen, ante las amenazas del cambio climático. Se propone a Venezuela como hub de innovación en la región, apalancándose en el talento local y la diáspora altamente calificada que reside en países de avanzada».

Más allá de un «declarativo poético», el documento develado en la Asamblea de Fedecámaras, «aterriza» cada una de sus intenciones en las iniciativas necesarias para hacer posible el país visionado.

Construcción de acuerdos y alianzas

 Para transformar el sueño planteado, en una realidad posible, son requeridos espacios de discusión, para llegar a acuerdos y desarrollar una hoja de ruta conjunta entre todos los venezolanos.

Fernández, en su discurso, realza que: «la construcción de un tejido de confianza con espacios de diálogo político y social, y la capacidad de alcanzar y escalar consensos que integren a cada uno de los sectores del país, son factores que deben tomarse en cuenta, como urgentes, importantes y prioritarios».

El mesías

Lo que parece «un fume» de Carlos Fernández y Fedecámaras, y que los invito a revisar en https://prospectiva2035.org, nos saca de la realidad del día de día, aquella que nos obliga a correr por el natural afán de sobrevivir.

Lo propuesto nos sacude haciéndonos entender que un país rico en gente, recursos e historia, como lo es Venezuela, no puede conformarse con las migajas de la subsistencia, y debe plantearse un horizonte de abundancia en el largo plazo, trabajando paso a paso, hasta lograr su consecución.

Lo planteado, no es peccata minuta ya que implica un reto cultural que comienza por cada uno de nosotros, sí Usted y yo, quienes tradicionalmente hemos recostado la responsabilidad de construir país, en el liderazgo político y en las instituciones relacionadas o no con el Estado. Salir de la tesis paternalista, caudillista, rentista y hasta mesiánica que nos ha caracterizado a los venezolanos, y latinoamericanos en general, no es tarea fácil ya que implica un acto de profunda revisión personal, asumiendo la responsabilidad de dar y exigir, lo que, de nuestro cuerpo, mente y corazón requiere Venezuela para construir un futuro mejor.

Como tantas veces hemos dicho, nos toca dejar de lado las mezquindades personales y políticas, para pensar en el colectivo, pensar en grande, y así en consecuencia ejecutar. ¿Cómo? Trabajando, trabajando mucho, y creando o sumándonos a movimientos sociales, gremios, y todo aquel grupo crítico, que pueda ejercer presión social y política, y sobre todo hacer. ¡Está en nuestras manos, construir el camino por todos acordado para lograr el desarrollo de la patria!

No puedo dejar de abrazar y felicitar a mi hermano y amigo, Carlos Fernández, así como al directorio de Fedecámaras, por hacernos soñar, y regalarnos tan hermosas e inspiradoras reflexiones.

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